Domingo 27 de Julio

De regreso en Yangón; los domingos no hay helicópteros así que no nos ha quedado más remedio que regresar igual que vinimos, diez horas de coche por caminos llenos de socavones. Saliendo de Labutta hemos parado en los campos de refugiados de las tres millas y de las cinco millas. Hoy brillaba el sol y los niños aprovechaban para saltar a la comba y construir castillos de arena. En el campo de las cinco millas Save the Children ha construido un espacio seguro para que los niños puedan jugar. Qué mejor forma de encontrarlo que preguntando a los chavales. En nuestro camino se iban sumando más y más niños, que estaban encantados de la novedad de tener extranjeros con los que jugar.

Thin Thin, la mamá de dos de las niñas que jugaban con nosotros nos contó su historia. Perdió a su marido, a una de sus tres hijas, a su padre y a su hermano en el ciclón. Ahora vive en el campo de refugiados con su madre y sus dos hijas de nueve y cinco años. Nos contó que la tormenta se ha llevado todo lo que tenía, a sus seres queridos y todas sus posesiones. Los campamentos están empezando a ser desmantelados y la gente tiene que volver a sus pueblos aunque no les queda nada allí. Sus hijas no quieren volver al pueblo donde vieron morir a su hermana y a su padre, tienen mucho miedo. Thin Thin nos contaba que nunca podrá olvidar aquella noche y que pase lo pase no quiere volver.

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