Miércoles 23 de Julio

He pasado unos días en terreno, y sin acceso a las nuevas tecnologías. Nuestros permisos llegaron a tiempo y pudimos viajar a Kunyangon, un pueblo a unas tres horas de camino de la capital. Lo primero una visita a la oficina de Save the Children y al almacén donde pizarras, libros y juguetes estaban listos para ser distribuidos. Siguiente parada, la escuela temporal que Save the Children ha construido en Kamar Kalum, en los alrededores de Kunyangon. La antigua escuela quedó en ruinas tras el paso de Nargis, igual que 4.000 escuelas en todo el país. El pueblo perdió cuarenta personas en el ciclón, entre ellos cuatro niños.

En la escuela la profesora nos contó lo importante que es para la comunidad que los niños puedan ir a la escuela. Además conocimos a la mamá de Min Min, uno de los niños que ha podido retomar sus clases en la escuela temporal. Los padres de Min Min trabajan en el campo y perdieron su casa, su pequeño huerto y también una de sus dos vacas en la tormenta. Min Min es hijo único y sus padres quieren que tenga una buena educación, de mayor quiere ser médico.

Es increíble comprobar la fuerza y las ganas que familias como la de Min Min, que lo perdieron todo en el ciclón, tienen para salir adelante y sus deseos de que sus hijos tengan una educación para que en el futuro puedan llevar una vida mejor.

Por las tardes la escuela temporal se convierte en una zona de juegos para los niños con peluches, cuentos y juegos de construcción. Los niños con los que estuvimos jugando han pasado por experiencias terribles. La profesora nos contaba que jugar y estudiar en la escuela les está ayudando a superar los traumas del ciclón.

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