Familias paseando, niños correteando, parejitas haciéndose arrumacos, gente haciendo ofrendas a los budas, monjes rezando. Es un lugar fantástico para pasar la tarde del domingo leyendo, charlando o simplemente observando a la gente pasar. Aunque no sé quién observa a quién porque no están acostumbrados a ver muchos extranjeros y te miran con curiosidad pero en cuanto les sonríes te devuelven la sonrisa.
Andamios de bambú y árboles caídos son los testigos del paso del ciclón Nargis por el templo. Dos meses después de la tormenta diversos voluntarios locales trabajan para retirar los árboles y arreglar los desperfectos.




No hay comentarios:
Publicar un comentario