Hoy hay mucho revuelo en la oficina. Algunos de mis compañeros salen esta tarde a terreno y están ultimando los preparativos, salvavidas para ir seguros en los barcos que atraviesan el delta, mosquiteras para prevenir la malaria, linternas, cámaras de fotos para documentar el viaje, materiales y documentos que tienen que llevar a las oficinas locales y un sin fin de cosas más que tienen que caber en una mochila.
He visto fotos de los primeros días de la emergencia, pueblos enteros borrados del mapa por el ciclón, la gente que no sobrevivió en los márgenes del río, compañeros hacinados en una habitación porque es el único lugar que tienen para dormir. Han pasado los meses y las condiciones han mejorado, la ayuda está llegando, pero las historias de la gente siguen siendo desgarradoras. Tardarán mucho tiempo en poder olvidar y en no sentir miedo de las tormentas.
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